El viernes pasado fuimos de visita al Museo del Fuego de Zaragoza.
Como maestro fue mi segunda vez y salí tan encantado como la primera.
Para mis alumnos, sí era la primera vez que iban y como yo esperaba, salieron muy contentos del Museo.
En la primera parte de la visita visualizamos un vídeo sobre qué hacer en caso de incendio estando solos en casa.
La historia tiene cómo protagonistas a dos hermanos que deben mantener la calma y llamar al 080.
Tras ver el video y hacer preguntas, nos llevaron a ver cómo se trabajaba de bombero, cómo eran sus trajes o cómo eran las comunicaciones.
Seguidamente nos llevan al patio interior dónde están los camiones y trajes de bomberos, siendo esta parte la qué más se disfruta.
Mis alumnos pudieron subir a los camiones, coger mangueras o ponerse cascos.
Todos ansiaban coger el volante y convertirse en fantásticos bomberos.
Tras la intensa participación en esta parte, nos acercaron a una sala donde demostrarían su fuerza para pasar por la escalera sin caer.
Al final de la jornada nos enseñaron las distintas especialidades que existían en el cuerpo de bomberos, lo que provocó una explosión de imaginación que les llevaba a ser buzos, bomberos forestales o sanitarios.
La verdad que fue un gustazo ir de nuevo, ser tan bien recibido y disfrutar viendo cómo los chavales se sorprendían y se divertían.
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